Cuando pensabas que no te veía, te ví pegar
mi primer dibujo al refrigerador, e inmediatamente quise pintar otro.
Cuando pensabas que no te veía, te vi
arreglar y disponer de todo en nuestra casa para que fuese agradable vivir,
pendiente de detalles, y entendí que las pequeñas cosas son las cosas
especiales de la vida.
Cuando pensabas que no te veía, te escuché
pedirle a Dios y supe que existía un Dios al que le podría yo hablar y en quien
confiar.
Cuando pensabas que no te veía, te vi
preocuparte por tus amigos sanos y enfermos y aprendí que todos debemos
ayudarnos y cuidarnos unos a otros.
Cuando pensabas que no te veía, te vi dar
tu tiempo y dinero para ayudar a personas que no tienen nada y aprendí que
aquellos que tienen algo deben compartirlo con quienes no tienen.
Cuando pensabas que no te veía, te sentí
darme un beso por la noche y me sentí amado y seguro.
Cuando pensabas que no te veía, te vi
atender la casa y a todos los que vivimos en ella y aprendí a cuidar lo que se
nos da.
Cuando pensabas que no te veía, vi como
cumplías con tus responsabilidades aún cuando no te sentías bien, y aprendí que
debo ser responsable cuando crezca.
Cuando pensabas que no te veía, ví lágrimas
salir de tus ojos y aprendí que algunas veces las cosas duelen, y que está bien
llorar.
Cuando pensabas que no te veía, ví que te
importaba y quise ser todo lo que puedo llegar a ser.
Cuando pensabas que no te veía, aprendí
casi todas las lecciones de la vida que necesito saber para ser una persona
buena y productiva cuando crezca.
Cuando pensabas que no te veía, te ví y
quise decir: ¡Gracias por todas las cosas que ví, cuando pensabas que no te
veía!
"NO TE PREOCUPES PORQUE TUS HIJOS NO
TE ESCUCHAN...TE OBSERVAN TODO EL DIA".
Madre Teresa de Calcuta
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