En los tiempos que corren es importante tocar temas como la importancia que tenemos cada uno de nosotros y el respeto de unos hacia otros.
En la antigüedad, la creencia era que las personas solo tenían un valor atribuido. Si naciste en la familia correcta o si tenías el título o la posición correcta, entonces tenías algún valor. En los tiempos en los que vivimos me da la sensación que no hemos cambiado mucho esta forma de pensar. Pero Jesús nos quiso enseñar y es importante que así lo sigamos haciendo, que todas las personas tienen un valor inherente, que todas las personas son importantes para Dios seas de la condición social, religiosa o profesional.
El apóstol Juan escribió estas famosas palabras:"Porque de tal manera amó Dios al mundo que dio a su único Hijo..." No solo para un grupo selecto de personas sino para todo el mundo.
Muchas veces vemos como muchas personas aman a un grupo de personas y odian a otro. La mayoría de las guerras han sido resultado de un grupo de personas que odiaban a otro grupo de personas, después de todo, creían que a los dioses e incluso a Dios realmente no les importaba la gente. Creían que odiar a ciertas personas o colectivos estaban complaciendo a los dioses. Pero Jesús nos ayudó a comprender que estábamos muy equivocados y nos lo demostró en el Sermón del Monte diciendo:
"Ustedes han oído que se dijo:" Ama a tu prójimo y odia a tu enemigo", pero yo les digo: Amen a sus enemigos y oren por quienes los persiguen..." Jesús (Mateo 5:43)
A Dios le importan todas las personas, aunque no todas las personas les importe Dios. Tú eres importante para Dios, yo soy importante para Dios y las personas que nos persiguen e incluso nuestros enemigos también son importantes para Dios.
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