A veces, la creatividad aparece en las circunstancias más inesperadas.
Nuestra clase tiene mucha luz, y las ventanas no tienen persianas, por lo que el proyector era difícil de ver.
La solución surgió al decidir oscurecer la clase con papel negro en las ventanas. Esta idea me llevo a otra gran idea, el papel negro se convirtió en un lienzo perfecto para dibujar las constelaciones y hacerle agujeros convirtiéndolo en estrellas con luz propia y así crear una experiencia visual única.
De esta manera acercamos a los niños y niñas a la grandeza que les rodea, invitándolos a explorar la conexión entre la fe y el universo y a valorar la gran creación de Dios.
¡Les encantó!
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